viernes, 12 de febrero de 2010

¿Era Mozart tan infantil como aparece en Amadeus?

El famoso Canon del que hablo, no lo puedo colocar, pero pongo el enlace:

Abajo del vídeo viene la letra en inglés:



¿Era Mozart tan infantil como aparece en Amadeus ? Esa risa desquiciante, esa manera de comportarse... ¿Tienen visos de realidad?

Veamos : . En 1885, el neurólogo francés Gilles de la Tourette describió un síndrome al que luego dio nombre y lo define como “una afectación nerviosa caracterizada por descoordinación motriz acompañada de ecolalia y coprolalia” (la segunda es una tendencia patológica a proferir obscenidades, sonidos, movimientos y frases inapropiadas. y la ecolalia repetir lo que dicen los demás, incluso puede parecer que se hace de forma burlesca).

En el Congreso Mundial de Neurología de Viena, celebrado en 1985, se consideró que Mozart fue un caso arquetípico del mismo.

Pero ¿en qué consiste este síndrome? Es la enfermedad de los "tics" y se puede acompañar de otra serie de síntomas - con frecuencia, también hiperactividad - que pueden llegan a producir una enfermedad grave, más no en todo el mundo, pues existen distintos grados de la afección. La causa es una lesión o disfunción de los núcleos basales del cerebro. También lo padecía André Malraux.

De la estancia de Mozart en Londres, a los ocho años cuando escribió su primera sínfoníaK-17”, hay testimonios de que hacía muecas con frecuencia, tableteaba con las manos sobre cualquier superficie y movía las piernas continuamente cuando estaba sentado. En la película Amadeus , esa especie de risa tonta que tiene Mozart sería un "tic fónico". Se conservan muchas cartas de Mozart. Pues bien, en una parte de ellas se encuentran términos malsonantes como caca, pis, culo, etc., y por tanto, su "coprolalia" que además es referida por múltiples escritos de amigos durante su estancia en Viena, estando además acompañadas de irritabilidad.

Decía su cuñado Lange que cuando estaba ocupado con un trabajo importante, no sólo hablaba confusa y desconectadamente sino que aumentaban las muecas y gestos extraños y que no podía comprender cómo existía un neto contraste entre las divinas ideas de su música y aquellas explosiones de vulgar chabacanería

Como colofón compuso un canon bajo el título de Lámeme el trasero con esmero.

jueves, 4 de febrero de 2010

La cocina de la corte de los Austrias


El Rey y cuanto le rodea ha supuesto siempre para el pueblo la referencia de lo ideal, de algo imposible de alcanzar. Esta admiración se refleja en nuestra lengua, que aún conserva expresiones como "ser tratado a cuerpo de rey" o "vivir como un rey". Y lógicamente uno de los privilegios de que goza el monarca a los ojos de sus súbditos es el de estar bien alimentado.

Los monarcas españoles no están siempre en Madrid; en determinadas fechas del año van a descansar a los Sitios Reales; a veces hacen viajes a otra provincias, marchan a encontrarse con su futura esposa o a misiones menos gratas como las bélicas. Y en todos los casos hay tres figuras que nunca se separan de su lado: el confesor, el médico y el cocinero, protagonista de nuestra historia.

Madrid en el año 1561 es elegida como capital de España y el Alcázar dispone de unas dependencias destinadas a lo que hoy llamamos cocina y con una organización definida. Es el reinado de Felipe II.

Empieza la cocina de los reyes que representa la historia de un derroche cotidiano, vinos, manjares, con el fin de ocultar las sucesivas crisis económicas y para marcar las diferencias con la burguesía y el pueblo, más modestos en sus hábitos gastronómicos. Hoy nos puede resultar asombroso el que en tiempos de crisis para la Real Hacienda se presentasen a diario ante el monarca más de cincuenta platos para que eligiera.

Nacen los llamados Oficios de Boca que se ocupan directamente de la alimentación de la Familia Real y su complejidad es tal que les obliga a dividir el trabajo en varias secciones con denominaciones afrancesadas: Panetería, Guardamangier, Sausería, etc. Sirvientes, cocineros, criados y bufones, cientos, que participaban del banquete real recogiendo una migajas más que generosas. Por ejemplo, el saucier, Este oficio provee de viangre para las ensaladas y para guisar las viandas de la mesa real. También se encarga de las especias, de gran valor en los siglos XVI y XVII por la dificultad de conseguirlas y su alto precio.

El oficial mayor, Salsier o Saucier disfruta de sueldo, ración ordinaria y un plato de la vianda que se levanta de la mesa de S.M. a mediodía y noche. Su ayudante recibe, además del sueldo, ración ordinaria y un cuarto de carro en los viajes para llevar sus cosas.

Los mozos aumentan en número y pasan de dos a tres a finales del siglo XVII. Uno duerme en las dependencias y se le paga la cama; cuando S.M. camina, él va con las cargas sin apartarse hasta que desembarcan.

En realidad estaba rigurosamente prevista la transmisión de lo sobrante entre los servidores inmediatos, de modo que se formaba una cadena que terminaba en las posadas de la corte.

Existe una relación entre la categoría del cargo y el número de platos a que se tiene derecho, pero a veces se originan rencillas entre los gentilhombres del rey y entre las damas de la reina, que ponen de manifiesto los beneficios que deja este privilegio.

El centro de esas dependencias es la cocina, con sus jefes venidos casi siempre del extranjero junto a las nuevas reinas, y que van a gozar de una posición en Palacio inversa al poder de la Corona.

Quién cocinaba. Las condiciones que debe reunir un buen cocinero en tiempos de los Austrias, eran "sea de buena disposición, de buen rostro y que presuma de galán". Esta seguridad en la afinidad que existe entre la imagen de quien crea un plato y el resultado obtenido puede sorprendernos, pero la hallamos así mismo a la hora de seleccionar a las nodrizas, de alguna manera fuente de alimentación de los infantes.

Se requiere además que conozca un elevado número de recetas, porque realizan hasta muchos platos a diario para que el rey elija el que prefiera y, por supuesto, una resistencia física fuera de toda duda. Las úlceras en piernas y brazos, los dolores de huesos o el reumatismo, les obliga a menudo a pedir permisos especiales para descansar o tomar baños y eso incluso ya en el siglo XX.

En cuanto a la comida de los infantes, desde la antigüedad los médicos aconsejaron la conveniencia de que las madres amamantasen a sus hijos los primeros meses. Ahora bien, las mujeres que dispusieron de medios económicos casi nunca cumplieron esta obligación, empezando por las reinas. De ahí que el primer alimento que recibe el futuro monarca no procede de su madre, sino de nodrizas cuidadosamente seleccionadas para tan delicada misión. Ya en 1541 se señalan las condiciones de una buena nodriza y menciona que además de un agradable aspecto físico, debe tener buen carácter y no ser ni triste ni tímida.

Los infantes reales son amamantados hasta los tres años y en ese mismo momento los doctores de palacio recomiendan enormes comidas a base de asados, caza, mollejas de cabrito, etc El fin era la abundancia diferenciadora del resto de los mortales.

La carne era la base de la alimentación en la realeza y nobleza alta durante la Edad Media y continúa siéndolo en los siglos XVI y XVII. - en el resto de los mortales la base de la alimentación era el pan, tanto que al resto de los alimentos se les denominaba companaticum (acompañamiento del pan)-. Es la carne de carnero la más consumida, seguida de la de vaca, aves y caza.

En cuanto a la Reina, en 1574 Felipe II dicta una Orden que regula el servicio a su mujer, Ana de Austria, y va a ser mantenida por sus descendientes.

Aún entonces hay ocasiones en que la reina come o cena en mesa baja, y se sienta en almohadas, pero no puede subir nadie al estrado donde está puesta la mesa; tampoco cuando come o cena en mesa alta y se sienta en silla puede hacerlo nadie salvo su Mayordomo mayor, aunque coman con ella sus hermanos. A un lado se coloca el Mayordomo mayor y la Copera al otro, debajo del estrado, y las damas que han de servir las comidas y cenas levantan todos los platos y los dan a los pajes y ellos a los Reposteros. Sólo están presentes los oficiales necesarios para tomar los platos y las fuentes, y llevar sobre ellas la toalla. La trinchanta la pone sobre la mesa y encima la primera fuente; en la bandeja la reina se enjuga las manos con la toalla.

Sebastián de Covarrubias, capellán de Felipe II, dice que a los reyes y príncipes no les basta con sus guardias de soldados para protegerlos porque "suele matarlos aquello en que más gusto tienen y más sabor, como es la vianda y la bebida". Por eso dispusieron que se probase primero, y la ceremonia se llamó "hacer la salva". La salva o salvilla es una pieza de oro o plata, sobre la que se sirve la copa al rey, y se llama así por hacerse sobre ella la salva, también de la vianda.

Qué comían. Algunos de los términos con que se denominan los diferentes tipos de comida varían de significado a través del tiempo e incluso hoy siguen produciendo cierta confusión.

El primer alimento que se sirve en el día ya en el siglo XVI se conoce como desayuno, aunque a veces se emplea en su lugar la palabra almuerzo. Lo más habitual es tomar sopa o huevo frescos.

El término comida aparece tanto aplicado a los alimentos que se toman como al servicio principal de mediodía. Dice Covarrubias: "De ordinario el pasto que se hace a medio día, como cena a la noche". Si la comida es abundante en manjares y rica en aparato se llama banquete, y toma el nombre de las mesas o "bancas" sobre las que se ponen las viandas.

Los comensales de la mesa real evolucionan desde un islote solitario y reverenciado en el Siglo de Oro, hasta estar compartida por el monarca con personas que muchas veces no pertenecen a la nobleza.

jueves, 28 de enero de 2010

Drogas legales, crisis resuelta

Ángeles Santos Torroella. Un mundo.

Siempre se han consumido drogas y siempre seguirán consumiéndose e inventándose o reinventándose. Está también eso en la naturaleza humana. En Amsterdam tras varias décadas de antiprohibicionismo, han caído en picado el consumo de drogas duras y blandas, la incidencia de las enfermedades —sida, hepatitis, sobredosis, adulteración y demás— con ellas relacionadas y, por supuesto, los índices de criminalidad.

Decía Mark Twain que el error de Dios fue el de prohibir a Eva la manzana; si le hubiera prohibido la serpiente, se habría comido ésta. Así es la naturaleza humana.

Comprar drogas es hoy tan sencillo, en cualquier país del mundo, como comprar la prensa en el quiosco de la esquina. Normalicen los políticos en sus políticas lo que es normal en la calle. ¡Pésima ley, decía el emperador Adriano, la que muchos, a menudo, infringen!.

Se objeta que la legalización causaría muchas víctimas. Pero es una idea que proviene de ver la droga con la imagen de hoy: es decir, una droga contaminada, y siniestra. Quien hoy se inyecta heroína se está inyectando realmente como mucho un 10% de heroína; el resto es a saber qué. Durante la ley seca en Estados Unidos, hubo unos 50.000 casos de ceguera y parálisis causados porque al presunto alcohol clandestino se le mezclaban otros productos nocivos; todos sabemos, en cambio, que un rioja no mata. Ni Freud ni William Borroughs se han destruido con la droga, porque han cuidado de que fuese droga pura.

Y es una manera de salir de la crisis. No es broma. 750.000 millones de euros es la cantidad que el erario del planeta recaudaría si sus responsables legalizaran las drogas y se reservaran durante un lustro el monopolio de las mismas.

El narcotráfico es la séptima potencia económica del mundo. Dispone de ejércitos propios, su sistema de distribución y venta es tan eficaz como el de la cocacola y trae en jaque a países como México, Colombia y los Estados Unidos. Los taliban viven del opio y sus derivados. Obama se dispone a enviar tropas a la frontera mejicana para poner coto a la ley de la jungla impuesta allí, a tiro sucio, por los señores de la droga. La guerra contra ese gobierno en la sombra ha generado millones de muertes. La Comisión Europea publicó hace unas semanas su informe oficial sobre la evolución del mercado de los estupefacientes en los últimos diez años. Las cifras que manejo proceden de ese informe, pero parece que se quedan cortas. Hay quien eleva su facturación a 700.000 millones de dólares al año. Multiplicando esa cantidad por cinco ysumando el coste de la guerra contra el narcotráfico y de las medidas sanitarias (sida, adulteraciones, sobredosis) y policiales generadas por la prohibición se ve el coste actual. El 75% de los delitos que actualmente se cometen en España guarda relación directa o indirecta con el mercado de la droga. Casi la mitad de las personas nacidas en los países ricos -no digamos en los otros- ha probado el cannabis por lo menos una vez en la vida. Sobrarían montañas de dinero para atender a otros problemas y, de paso, respetaríamos el libre albedrío.

Parece un auténtico sin sentido que mientras que la droga que crea más adicción (La Nicotina) es una droga legal, otras puedan ser ilegales con los costes económicos y sociales que comporta la lucha contra su tráfico.

A día de hoy lo que tenemos claro es que la guerra a las drogas ha tenido poco éxito reduciendo la oferta y el precio de las drogas - en Europa ha aumentado el consumo de coca mientras se ha reducido el precio - y encima tiene importante costes directos (recursos destinados a la persecución) y sociales (marginalidad, drogas adulteradas y un largo etc..) y no aporta ningún recurso económico a los Estados.

Gary S. Becker, profesor de la Universidad de Chicago, con otros colaboradores ha publicado un estudio sobre la teoría económica de la ilegalización de las drogas, allí estudia si desde una perspectiva económica conviene mantener las drogas ilegales o por el contrario seria conveniente legalizarlas.

Becker señala que los gobiernos pueden imponer dos tipos de “tasas o impuestos” sobre las mercancías en general. La primera, y la clásica es imponer una tasa que incremente “artificialmente el precio de un bien”, esto sucede por ejemplo desde la gasolina, hasta con el tabaco. El segundo tipo de tasa, cuyas implicaciones están mucho menos estudiadas, es simplemente prohibir el bien y perseguir a las personas que producen, venden y compran este bien.

El efecto que tienen estos dos tipos de tasas al final es el mismo, el de incrementar artificialmente el precio del producto, en este caso las drogas. En el primer caso de forma directa y limpia vía un impuesto y el segundo indirectamente, reduciendo la oferta al disminuir la disponibilidad de drogas para los clientes y recortar la producción (interceptar cargamentos, fumigar cultivos).

Escoger una o otra vía tiene costes claros. Mientras que legalizar una droga e imponer una tasa elevada, supondría simplemente una fuente de ingresos para el Estado, la lucha contra el tráfico de drogas genera unos enormes costes materiales, a parte de que cómo todos sabemos comporta altos grados de violencia y delincuencia y economía sumergida.

El autor, sin preocuparse del libre albedrío y otras consideraciones, simplemente estudia con qué política se reduciría el consumo.

¿Despenalizar las drogas con una tasa a precio elevado reduciría o aumentaría aún más el consumo de drogas que la actual política de lucha contra el narcotráfico? Para ello se debe estudiar si la demanda de drogas es una demanda elástica al precio o es totalmente inelástica

Si la demanda de drogas es elástica, la gente consumiría más a medida que sean más baratas, y entonces la opción de imponer una tasa impositiva y legalizarlas sería la adecuada. Si en cambio la demanda es totalmente inelástica, (da igual cual sea el precio de la droga que la gente consumirá la misma cantidad) queda claro que la única vía válida para evitar el consumo es reducir la producción y aplicar políticas de lucha contra el tráfico de drogas, sin embargo en este escenario, cada vez que se endurezca más la persecución legal, los narcos obtendrán mayores beneficios, ya que si la demanda es inelástica tiene la capacidad de aumentar el precio de las drogas al nivel que quieran, pudiendo repercutir al consumidor el incremento de costes unitario que supone una mayor presión policial.

Obivamente, si la demanda es elástica también se puede indicar que en el caso de legalizar las drogas y poner una alta tasa impositiva, hará que aparezcan contrabandistas que ofrezcan el producto en el mercado negro a un menor precio. En este escenario la clave estaría en encontrar un punto de equilibrio entre la tasa impositiva impuesta y la persecución legal de los contrabandistas para incrementar así los costes de producción y distribución de estos últimos haciendo que esta actividad no fuese atractiva.

Igualmente el estudio tiene otro aspecto interesante, llega a la conclusión que la lucha contra las drogas encarece más el coste de estas para las rentas altas (coste de acceso a las drogas, coste de oportunidad en caso de ser castigados) que para las rentas pobres y por lo tanto está táctica iría dirigida a proteger del consumo de drogas más a las rentas altas que a las rentas pobres. Es decir no sería una política precisamente equitativa o social.

En la revista “In Health”, preguntaron a diversos expertos para realizar un ranking de drogas en función de su capacidad de adicción. Se utilizaron dos factores para medir esto:

-Lo fácil que uno se vuelve adicto.
-Lo difícil que es dejarla.

Un marcador de 100 representa un gran potencial de adicción, 1 poco potencial. Como cada individuo reacciona de diferente forma según su psicología, fisiología y presiones sociales, este ranking solo muestra el potencial de adicción

  1. Nicotina (tabaco)
  2. Cristal de meta-anfetamina (fumado)
  3. Crack
  4. Cristal de meta-anfetamina (inyectado)
  5. Valium (Diazepam)
  6. Quaalude (Methaqualone)
  7. Seconal (Secrobarbital)
  8. Alcohol
  9. Heroina
  10. Crank (Anfetamina horal)
  11. Cocaína
  12. Cafeína
  13. PCP (Phencyclidine)
  14. Marihuana
  15. Extasis
  16. Ongos mágicos (Psilocybine)
  17. LSD
  18. Mescalina
Muy arriba en esta lista, las drogas más comunes y legalizadas: tabaco, alcohol y cafeína.


jueves, 14 de enero de 2010

Mozart versus Salieri, el mito y la realidad

En la foto se puede ver cómo, ya maduros, Salieri y Mozart se llevaban estupendamente...

Todo parte de un librito de Pushkin, Mozart y Salieri (1830), un estudio sobre la envidia, que se basaba en el entonces muy difundido rumor del envenenamiento -del que el mismo Mozart se había creído víctima-, en él se inspiró el compositor Rimski-Kórsakov para hacer una ópera de nombre .Mozart y Salieri.

Pushkin imagina en dos escenas los tormentos de Salieri y la cita mortal en que le administra el veneno a su rival. Mozart, sin embargo, redime a Salieri, al considerarle amigo e igual: "Era un genio... Y el genio y la maldad no casan entre ellos". Pero en cuanto a Salieri, prepondera la imagen del artista insignificante, corroído por la envidia, que pinta Pushkin del que realmente fue exitoso músico de la corte ( con muchas más representaciones de sus obras que Mozart en la época ), repercutió no poco en los biógrafos posteriores e influyó en la oscarizada película de Milos Forman.

Ahora se sabe que casi seguro no fue envenenado: Según los testimonios de la época, la enfermedad de Mozart, con fiebre alta, dolor de cabeza, erupciones cutáneas, dolor e hinchazón en brazos y piernas, fue repentina. El compositor seguía estando lúcido, pero de mal humor. Se sabe que el simple canto de su canario empezó a causarle irritación, un síntoma de la fiebre reumática. Mozart sufrió vómitos y diarreas. Su cuerpo llegó a estar tan hinchado que no podía ponerse la ropa y necesitaba ayuda para levantarse de la cama. Finalmente, empezó a delirar, entró en coma y murió.

Actualmente se han descartado las enfermedades del riñón y el hígado porque Mozart seguía teniendo las facultades mentales intactas. Su piel se puso amarilla, síntoma de una ictericia. Los problemas gastrointestinales y la retención de fluidos, con la típica hinchazón del cuerpo, pueden atribuirse perfectamente a las fiebres reumáticas.

Sin embargo, la ciencia medica de la época no tenia los medios de hoy en día. La muerte a edad temprana perpetuó el mito del envenenamiento.

En lo tocante a la rivalidad, alrededor de 1790 Mozart, entonces en la cúspide de la fama, acusa a Salieri, de plagio y de querer atentar contra su vida. Según el historiador Alexander Wheelock Thayer las sospechas de Mozart podrían tener origen en un episodio ocurrido diez años antes, cuando Mozart vio cómo Salieri le quitaba el puesto de profesor de música de la princesa de Württemberg. El año siguiente, Mozart no consiguió ni siquiera el puesto de profesor de piano de la princesa.

Cuando la ópera de Mozart Las Bodas de Fígaro tuvo en principio un juicio negativo tanto del público como del propio emperador, el compositor acusó a Salieri del fracaso y de haber boicoteado el estreno ("Salieri y sus acólitos moverían cielo y tierra con tal de hacerlo caer", comentará el padre de Mozart, Leopold, refiriéndose al primer fracaso de su hijo, fracaso sólo temporal, como demostrará más adelante el éxito de esta ópera). Pero en aquella época Salieri estaba ocupado en Francia con la representación de su ópera Les Horaces, lo que nos hace dudar sobre las posibilidades que habría tenido de decidir a esa distancia el éxito o el fracaso de una ópera.

Siguiendo a
Thayer, una confirmación indirecta de hasta qué punto esta disputa entre Mozart y Salieri pudo haber sido algo artificialmente montado está en el hecho de que cuando en 1788 éste es nombrado Kapellmeister, en lugar de proponer para la ocasión una de sus óperas prefirió reeditar Las Bodas de Fígaro.

jueves, 7 de enero de 2010

Leonardo y su taberna

A los veinte años, Leonardo da Vinci, para sufragar sus gastos, se coloca por las noches como camarero en una taberna llamada Los Tres Caracoles , ubicada en el mismísimo Puente Vecchio, sirviendo comidas, pero tras la misteriosa muerte por envenenamiento de todos sus cocineros en el primavera de 1.473, Leonardo empieza a ocuparse de la cocina abandonando el taller del maestro Verrocchio. Intenta revolucionar la cocina tradicional del Renacimiento (tipo lo que hoy llamaríamos cocina castellana, asados y caza) e inventa lo que hoy conocemos como la nouvelle cuisine e ingenia platos muy bien presentados con pequeñas porciones de comida, cosa a la que no estaban acostumbrados sus conciudadanos, que querían comer hasta atiborrarse, lo cual crea tal escándalo que casi lo matan por pensar que se reía de los clientes.



Vuelve al taller del maestro pero de nuevo retorna a las andadas al arder el negocio hostelero como consecuencia de peleas entre bandas rivales e inmediatamente lo abre de nuevo, en el mismo lugar, comprando los restos del local, con su amigo Botticelli, el gran pintor, y lo llaman La Enseña de las Tres Ranas de Sandro y Leonardo,  lo adornan con dos lienzos pintados por cada uno de ellos. Pero nadie entra en la taberna porque a los clientes no les agrada pagar por una anchoa y una rodaja de zanahoria perdidas sobre una fuente por más ingeniosamente que estén dispuestas y como es lógico tienen que cerrar. Y durante un tiempo toca el laúd y dibuja en plena calle para ganarse la vida.

Hasta que Lodovico Sforza, 'El Moro' le nombra maestro de celebraciones y banquetes en Milán, y retoma sus aficiones restauradoras. Pero esa es otra historia.

sábado, 2 de enero de 2010

La ciencia y el ombligo: Adán y Eva

Si tuvieron ombligo Adán y Eva fue una cuestión objeto de controversias prácticas entre pintores y escultores del Renacimiento. A veces se les representó sin ombligo, pues ninguno de sus componentes había nacido de mujer. Otros artistas lo evitaron colocando estratégicamente algún material. Algunos teólogos sostuvieron que estos primeros hombres fueron creaciones acabadas y aunque realmente nunca tuvieron cordón umbilical, si mostraban en sus abdómenes el correspondiente botón. Miguel Angel pintó a Adán siendo creado por el dedo de Dios, y la figura tiene ombligo. Casi todos los artistas de épocas posteriores siguieron el ejemplo de Miguel Ángel; como pintaba para la capilla privada del Papa (la Capilla Sixtina) y estaba en estrecho contacto con el pontífice entonces reinante, se podría pensar que esto había zanjado la cuestión.



Pero no fue así, porque en 1646, el doctor sir Thomas Browne se encuentra envuelto en la controversia del lado "antiombliguísta". La atribución a Adán, dice, de "esa tortuosidad o complicada nudosidad que usualmente llamamos ombligo" es un error espantoso, no obstante "los auténticos dibujos de Angelo y otros", de los que se infiere que "el Creador afectó superfluidades o partes ordenadas sin uso ni oficio".

En 1752 se publicó en Alemania el tratado definitivo sobre el tema. Se titulaba Untersuchung der Frage:Ob unsere ersten Uraltem, Adam und Eve, ciñen Nabel gehabt. Tras discutir todos los aspectos de esta difícil cuestión, el autor, el doctor Christian Tobías Ephraim Reinhard, llegaba por fin a la conclusión de que la famosa pareja carecía de ombligo.

En el siglo XIX el zoólogo británico Philip Henry Gosse se aferró a la idea de que tenían ombligo porque eran creados por Dios ya como seres perfectos y de la parte pasó al todo, concluyendo que Dios creó todo en un instante y hasta los fósiles y los estratos geológicos de la Tierra los fabricó como restos falsos de un pasado que nunca tuvo lugar.

La cuestión no se olvidó, y volvió a salir a la luz nada menos que en 1944 en EE.UU. El Congreso de Estados Unidos revivió al ombligo milenario cuando una subcomisión de la Comisión de Asuntos Militares de la Cámara de Representantes, presidida por el representante Durham, de Carolina del Norte, se opuso a la distribución del libro "Las razas de la humanidad" a los soldados, sosteniendo (entre otras cosas) que en una de sus ilustraciones, "Adán y Eva estaban representados con ombligos".

Adán y Eva aún perviven en el imaginario científico. Cuando en 1934 el antropólogo Louis Leakey escribió su artículo sobre los ancestros por él hallados, los más antiguos jamás descubiertos, lo tituló Los antepasados de Adán. Y cuando los bioquímicos creyeron haber rastreado al moderno ser humano remontándose hasta una mujer africana de hace doscientos mil años, le dieron el apodo de Eva mitocondrial.

Hace algo más de un siglo, Mark Twain promovió una campaña para que todos los pueblos del mundo hiciesen una colecta para eregir en Tierra Santa una estatua colosal de Adán y Eva que campeara por encima de todos los santuarios religiosos, pues se lamentaba de que a los fundadores de la especie nadie los conmemoraba.


lunes, 28 de diciembre de 2009

Muerte en Venecia



Tadzio y Stauffenberg


Para el personaje de Tadzio, en la película La muerte en Venecia, Luchino Visconti pensó primero en el pre-adolescente Miguel Bosé de la época. Pero Miguel Dominguín no lo consintió. El músico Gustav von Aschenbach ( en la novela homónima de Thomas Mann era escritor) del film, enamorado de la belleza perfecta de Tadzio, y que muere en la playa del Lido de Venecia, delante del Hotel des Bains, entre convulsiones y sudores que le derriten el tinte del pelo, era demasiado para el machista torero.

Visconti lo presentó como un trasunto del Músico Gustav Mahler; Aschenbach, como éste, buscaba la belleza exenta de emoción, la belleza en sí que predicaba Platón en Fedro y El banquete. A su vez Thomas Mann parece que se inspiró para el personaje de Von Aschenbach, enamorado del bello joven, ni más ni menos que en el célebre poeta alemán del período de entreguerras Stefan George.

Stefan George
a su vez era mentor del coronel Claude Von Stauffenberg, que intentó asesinar a Hitler colocando un maletín con una bomba dentro debajo de una mesa en medio de una reunión de mandos, presidida por el propio Führer, para planificar operaciones de guerra. Sólo consiguió herirlo levemente y fue fusilado por ello al cabo de pocos meses. Tom Cruise acaba de protagonizar una película sobre el evento.

George no sólo estaba interesado por la literatura y cultura, sino que tenía un ideario moral, una suerte de religión heroica y preservadora de la esencia de la Alemania eterna. Los nazis intentaron atraerlo a sus ideales, pero Stefan era demasiado elitista, le resultaba muy vulgar el nacionalsocialismo. A su muerte, en 1933, los hermanos Stauffenberg, tomaron el relevo de sus enseñanzas.

La veneración de S. George por dicha familia, que eran insultantemente guapos , y sus ideales heoricos y de belleza , inspiró a Thomas Mann para el protagonista de su obra La Muerte en Venecia.